El arte fue creado para reflejar la belleza, y la belleza es un rostro de Dios. Pero hoy, en nombre de la “libertad creativa”, muchos artistas han dejado de buscar la verdad y la armonía, para dar rienda suelta al caos interior. Lo feo, lo ofensivo y lo destructivo se aplauden como “originales”, mientras se ridiculiza lo noble. Pero el alma humana necesita belleza verdadera para respirar… y sin Evangelio, el arte muere por dentro.
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