La familia es el último refugio que queda antes de que los poderes de este mundo se abalancen sobre el individuo aislado y necesitado para venderle con mentiras cualquier veneno disfrazado de felicidad.
hola walter
«Soy el único exorcista que trabaja siete días a la semana, desde la mañana hasta la tarde, incluidas Nochebuena y Semana Santa»
NO HAY PAZ SIN JUSTICIA
La paz se construye con la verdad.
HIJOS:
NO PERMITAN QUE LA MALDAD LOS SEPARE NI LOS ENFRENTE.
LA MALDAD ADOPTA "FORMAS Y MODOS QUE SON INSOSPECHADOS" PARA PODER ANIQUILAR DONDE HAY UNION. UNA VEZ QUE LOGRA METERSE EN EL VINCULO Y DESESTABILIZARLO, VA POR CADA UNO POR SEPARADO.
ALEJENSE Y ALEJEN DE SUS VIDAS TODO LO QUE QUIERA SEMBRAR INDIVIDUALISMO Y DESUNION.
LOS AMO.
WALTER RAK (DNI 14.593.322) Y EL TRIBUNAL DE FAMILIA N 2 DE SAN ISIDRO: COMPLICES
REPARACION Y JUSTICIA
LAS HISTORIA QUE NO ESTA SANADA NO TE PERMITE IR PARA ADELANTE.
"HUIR DE LOS PROBLEMAS ES UNA CARRERA QUE JAMÁS GANARAS"
"MI CONFIANZA ESTÁ PUESTA EN DIOS"
"EN JESÚS CRUCIFICADO DIOS QUIERE ALCANZAR AL PECADOR, EN SU LEJANÍA MÁS EXTREMA, JUSTAMENTE ALLÍ DONDE SE PERDIÓ Y SE ALEJÓ DE ÉL"
"EL MUNDO (el ambiente socio-cultural) TE PROMETE COMODIDAD. PERO TU NO FUISTE CREADO PARA LA COMODIDAD SINO PARA LA GRANDEZA" BENEDICTO XVI
Hijos los amo
Si un escritorio desordenado es signo de una mente desordenada, entonces, ¿Qué hemos de pensar de un escritorio vacío?
El hombre aquí en la tierra no puede menos que ser desgraciado ante tantos males: enfermedades, pesadumbres, persecuciones, pérdidas de bienes de fortuna caen sobre nosotros sin cesar. Al habernos puesto Dios en este mundo, con todos estos males, quiere forzarnos a no apegar a él nuestro corazón y a suspirar por otros bienes más grandes, más puros y más duraderos que los que pueden hallarse en esta vida. Ninguna cosa creada es capaz de contentar el corazón del hombre, solo en los bienes eternos hallaremos esa dicha que tanto anhela. J. B. M. Vianney
miércoles, 13 de junio de 2018
martes, 12 de junio de 2018
sábado, 9 de junio de 2018
viernes, 8 de junio de 2018
martes, 5 de junio de 2018
No una sola, sino muchas, serán las angustias del pobre
pecador moribundo.
Atormentado será por los demonios,
porque estos horrendos enemigos despliegan en este
trance toda su fuerza para perder el alma que está a
punto de salir de esta vida. Conocen que les queda poco
tiempo para arrebatarla, y que si entonces la pierden, jamás será suya.
No habrá allí uno solo, sino innumerables demonios, que rodearán al moribundo para perderle. (Is., 13, 21).
Dirá uno: «Nada temas, que sanarás.»
Otro exclamará:
«Tú, que en tantos años no has querido oír la voz de
Dios, ¿esperas que ahora tenga piedad de ti?»
«¿Cómo
—preguntará otro—podrás resarcir los daños que hiciste,
devolver la fama que robaste?»
Otro, por último, te dirá:
«¿No ves que tus confesiones fueron todas nulas, sin dolor,
sin propósitos? ¿Cómo es posible que ahora las renueves?»
Por otra parte, se verá el moribundo rodeado de sus
culpas. Estos pecados, como otros tantos verdugos—dice
San Bernardo—, le tendrán asido, y le dirán: «Obra tuya
somos, y no te dejaremos. Te acompañaremos a la otra
vida, y contigo nos presentaremos al Eterno Juez.»
Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. En verdad les digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Jesús tomaba a los niños en brazos e, imponiéndoles las manos, los bendecía.
Con el alma limpia, en armonía con la verdad y la justicia. Luchando por mis derechos, los de mis hijos y los de todos los niños. Desenmascarando hipócritas.
La libertad de pensamiento y de expresión, carente de todo límite, no es por sí misma un bien del que justamente pueda felicitarse la sociedad humana; es, por el contrario, fuente y origen de muchos males. La libertad, como facultad que perfecciona al hombre, debe aplicarse exclusivamente a la verdad y al bien. Ahora bien: la esencia de la verdad y del bien no puede cambiar a capricho del hombre, sino que es siempre la misma y no es menos inmutable que la misma naturaleza de las cosas. Si la inteligencia se adhiere a opiniones falsas, si la voluntad elige el mal y se abraza a él, ni la inteligencia ni la voluntad alcanzan su perfección; por el contrario, abdican de su dignidad natural y quedan corrompidas.