sábado, 14 de diciembre de 2024
miércoles, 27 de noviembre de 2024
domingo, 24 de noviembre de 2024
sábado, 23 de noviembre de 2024
miércoles, 13 de noviembre de 2024
martes, 12 de noviembre de 2024
domingo, 27 de octubre de 2024
martes, 22 de octubre de 2024
sábado, 19 de octubre de 2024
jueves, 17 de octubre de 2024
No levantarás contra tu prójimo falso testimonio. Para vos walter que mentiste en el tribunal y hasta a tus mismos hijos. Te vas a ir al infierno por no arrepentirte, no pedir perdón y no enmendar el daño que hiciste-
OCTAVO MANDAMIENTO
miércoles, 16 de octubre de 2024
lunes, 14 de octubre de 2024
domingo, 13 de octubre de 2024
lunes, 7 de octubre de 2024
No busques ni bases tu relación en cosas que son pasajeras (como el físico, el sexo, apariencias, lujos, dinero, etc.), solo desperdiciarás tu tiempo y te quitarán tiempo valioso, porque cuando vengan los problemas (que los habrán en cualquier relación) todo eso no te servirá.
domingo, 6 de octubre de 2024
viernes, 4 de octubre de 2024
lunes, 30 de septiembre de 2024
jueves, 12 de septiembre de 2024
¡La eternidad es demasiado larga para estar equivocado!
Las últimas palabras del famoso satanista Anton Szandor LaVey, fundador de la Iglesia de Satán, en su lecho de muerte fueron: “¡Dios mío, Dios mío, qué he hecho! ¡Algo está muy mal, algo está muy mal, algo está muy mal!”
Voltaire, ateo, dijo: “¡Dios y los hombres me han abandonado! ¡Voy al infierno! ¡Oh, Jesucristo!”
David Hume, ateo, dijo mientras yacía moribundo en completa desesperación: “¡Estoy en llamas!”
Thomas Payne, ateo, dijo: “Daría mundos, si los tuviera, si La edad de la razón nunca se hubiera publicado. ¡Oh, Señor, ayúdame! ¡Cristo, ayúdame! ¡Quédate conmigo! ¡Es el infierno estar solo!”
Thomas Scott, ateo, dijo: “Hasta ahora he pensado que no había ni Dios ni el infierno. Ahora sé y siento que existen ambas cosas, y estoy condenado a la perdición por el justo juicio del Todopoderoso”.
Aleistair Crowley el hombre más malvado de Inglaterra: “Estoy perplejo. ¡Satanás, sal de aquí!”
Si al final no había nada despues de la muerte y la realidad es que no existía un Dios, ni un cielo, ni un infierno, pues no perdiste nada, pero si al final si hay un Dios, un cielo, un infierno y una vida eterna, lo perdiste todo.
¡La eternidad es demasiado larga para estar equivocado!
sábado, 7 de septiembre de 2024
viernes, 6 de septiembre de 2024
viernes, 30 de agosto de 2024
martes, 27 de agosto de 2024
sábado, 24 de agosto de 2024
El diálogo que vas a tener eternamente con tus padres en el infierno, walter.
Los miserables maldecirán a todas las criaturas, y principalmente a aquellas que les fueron causa de su perdición. Así leemos en las vidas de los padres, de un santo varón que vio en revelación un pozo muy hondo lleno de grandes llamas de fuego, y en medio de ellas andaban un padre y un hijo, atados uno a otro, maldiciéndose entre sí con grandísima rabia.
El padre decía:
«Maldito seas, hijo, que por dejarte rico me hice usurero, y por esto me condené».
Y el hijo decía: «Maldito seas, padre, que pensando que me hacías bien, me destruiste, pues me dejaste la hacienda mal ganada por la cual me condené».
Ojalá que Dios te ayude, que puedas arrepentirte de todas tus mentiras y fraudes y repararlas para que no te condenes.
miércoles, 21 de agosto de 2024
sábado, 17 de agosto de 2024
los amo cada día masssssssssssssssssssss
Día del niño
Dios les conserve siempre la mirada limpia, un corazón puro y sin doblez:
No se vendan nunca:
los amo cada día mássssssssssssssssssssssssssss
viernes, 16 de agosto de 2024
jueves, 8 de agosto de 2024
martes, 6 de agosto de 2024
viernes, 26 de julio de 2024
miércoles, 24 de julio de 2024
domingo, 21 de julio de 2024
viernes, 19 de julio de 2024
sábado, 13 de julio de 2024
viernes, 5 de julio de 2024
En 1956, un filósofo judío alemán Günther Anders escribió este pensamiento profético:
viernes, 28 de junio de 2024
DETERMINADO ESTÁ PARA TODOS LOS HOMBRES EL MORIR.
DETERMINADO ESTÁ PARA TODOS LOS HOMBRES EL MORIR.
miércoles, 26 de junio de 2024
lunes, 24 de junio de 2024
jueves, 20 de junio de 2024
Frases solemnes rellenas de nada (III): Hay que vivir el presente
Frases solemnes rellenas de nada (III): Hay que vivir el presente
Es de esas frases que suenan magníficamente bien, que parece que responden al máximo de sensatez vital y madurez equilibrada, y que vamos repitiendo sin acabar de saber muy bien lo que decimos. Siento discrepar. Porque no sólo me parece una frase engañosa, sino además imposible y de un maquiavelismo solapado que asusta.
A un servidor le parece que es una frase terrible que supone no responsabilizarse del pasado ni comprometerse en el futuro. Vivamos el ahora mismo. “Comamos y bebamos que mañana moriremos”. No hay nada más terrible que esto.
Me ha salido una entrada larga. Mis disculpas.
¿Pasar del pasado?”
La historia se estudia por algo. No es sólo descripción caprichosa de algo que pasó. La historia cuenta qué pasó, por qué pasó y qué consecuencias tuvo. Estudiar la revolución francesa no es sólo el 14 de julio y la toma de la Bastilla. Es conocer los antecedentes, por qué se llegó ahí y qué consecuencias tuvo para Francia y para el mundo. De ese estudio se sacan conclusiones para el futuro, como debe ser.
Lo mismo ocurre con la vida de cada cual. Nuestras vidas están marcadas por decisiones y acontecimientos. Unas erradas, otras pleno acierto. Pues es bueno volver al pasado. Ya sabemos que no se pueden cambiar los acontecimientos, pero sí analizar lo que pasó, por qué, cómo y qué consecuencias tuvo. Y desde ahí aprender para el futuro. Eso se llama “revisión de vida”, “examen de conciencia” o como quiera cada cual. Es molesto, lo sé por propia experiencia.
Imaginemos una pareja en la que ha habido un problema de infidelidad. Lo maduro no es decir que como ya ha pasado no tiene importancia y que no merece la pena hablar de ello. Lo maduro es sentarse, hablar, analizar qué ha pasado y por qué, y asumir cada cual sus responsabilidades. Evidentemente a quien menos le apetece hablar es al más culpable. Normal. Y supongo que diría que lo importantes es vivir el momento presente. Pues sí, pero malamente viviremos el presente si no está bien clarificado el pasado.
Claro que importa el pasado, y mucho. Por eso se manipula tanto la historia, la universal, la de España y la de nuestro día a día. Y sin embargo no se puede vivir el presente, y mucho menos pensar en el futuro, si el pasado no quedó resuelto.
Cargarse el pasado es fantástico. Si no hay pasado, si no importa, no hay responsabilidades que asumir. Ni necesidad de hacer penitencia por los pecados, ni de pedir perdón, ni de arrepentirse de nada. Fabuloso. Tampoco hay que dar explicaciones de nada ni a nadie. Lo pasado, pasado. Vivamos el presente. Si no hay pasado, si no debe importarnos, fuera jueces y tribunales, abajo cárceles, lo pasado ya pasó.
Si no hay pasado no puede comprenderse el hoy y mucho menos juzgarlo. Vemos dos personas. Una que vive de manera acomodada. La otra en la miseria. Rápido decimos que no es justo. ¿Sabemos el pasado de esas dos personas? Porque pudiera suceder que el que lleva una vida acomodada haya trabajado y ahorrado toda su vida para gozar de una cierta tranquilidad pecuniaria, y el otro lleve toda la vida de vago y de taberna en taberna. O al revés. Que el rico ha sido un ladrón que expolió al pobre. Pero para distinguir hay que saber el pasado.
Hablar del pasado es duro, sobre todo de ciertas cosas del pasado. Aceptar que nos hemos equivocado, que no nos hemos portado bien con algunas personas, que hemos hecho daño, que nos hemos cargado la propia vida con decisiones equivocadas cuesta mucho. Reconocerlo y además pedir perdón por el daño hecho es aún más duro. Reconocernos incapaces de hacerlo durísimo. Por eso es genial eso de vivir el presente. Se acabaron los problemas.
Para un cristiano es más que claro. Por eso la iglesia recomienda, ha recomendado, siguiendo la Escritura y al mismo Jesús, la necesidad de la penitencia por los pecados –pasados, evidentemente-. Pero si no hay pasado… pues ni pedir perdón, ni confesión, ni penitencia, ni dar explicaciones… Es fantástico. Pero tan superficial, tan inmaduro…
Por eso decía al principio que esa frase tan bonita de “vivir el presente” puede encerrar el maquiavelismo de no querer responsabilizarse cada uno de su propio pasado. Y eso no es bueno. Eso es terrible.
Lo de vivir sin pensar en el futuro no es que sea una insensatez, sino que es directamente imposible.
Toda la literatura, tanto religiosa como profana, considera sensato al hombre previsor, al que piensa en el día de mañana. Necio, por el contrario, a quien no lo hace. Pensemos por ejemplo en la fábula de la cigarra y la hormiga. Pensemos en el evangelio. En todas las culturas se considera sabio al hombre previsor, necio al que no piensa en el futuro. Ese “comamos y bebamos (hoy) que mañana moriremos es la frase clave. En definitiva, vivamos el ahora, que el después quien sabe. Periandro, uno de los siete sabios de Grecia, decía: “sé previsor con todas las cosas”.
Lo curioso es que mientras hablamos así, constantemente tomamos opciones de futuro: votamos en las elecciones, cotizamos a la seguridad social para asegurar una pensión, tenemos seguro de casa y automóvil, nos ponemos la vacuna de la gripe, controlamos el colesterol… y hasta hacemos la compra de la semana. Eso son opciones de previsión de futuro.
Y podemos seguir con muchas más cosas. Cada contrato: laboral, de alquiler, de prestación de servicios, habla de lo que vendrá. Una pareja habla de su futuro, y malo si no lo hace: estamos bien y ya veremos. La gente va asumiendo compromisos, temporales o de por vida, compromisos que hablan de futuro.
Despreciar el futuro en aras de gozar del presente es simplemente una forma de hablar. Vivamos el presente. Perfecto. ¿Tienes seguro del hogar, del automóvil, cotizas a la seguridad social, haces revisiones médicas…? Pues ya sabes. Deja todo eso porque lo que importa es el aquí y ahora.
Negarse a mirar al futuro puede ser incluso una forma muy sibilina de eludir todo compromiso personal. ¿Nos casamos? Vivamos el presente. Fantástico. ¿Nos planteamos algún proyecto? Vivamos el presente. ¿Nos vemos mañana? Quién sabe… lo importante es el presente.
Negarse a mirar al futuro es jugar al avestruz. No hay futuro. No hay juicio. No hay infierno. No hay cielo. Avestruz.
Cuando sólo miramos el ahora mismo, y despreciamos las consecuencias futuras de nuestros actos, es cuando más abundantemente “metemos la pata”. ¿Pero es que no pensaste en? No… no se me ocurrió. Esa es la diferencia entre el sabio y el necio. El sabio mira más allá del momento, el necio se queda en el aquí y ahora. Luego pasa lo que pasa.
Por eso decía que eso de “vivir el momento presente” es una forma sibilina, maquiavélica, de no responsabilizarse del pasado ni comprometerse con el futuro. Pero además una engañifa. Porque el mismo que dice eso vota en las elecciones, tiene seguros varios, contrato de trabajo y cotiza para garantizarse una pensión en el futuro.
Claro que hay que vivir en el presente. Pero sabiendo que el presente es hijo de un pasado que ahí quedó y que nuestro presente lo vamos construyendo con la mirada puesta en el futuro. Pero claro, es un gran invento eso de “vivir el momento presente”, porque del pasado no tengo ni que pedir perdón ni que dar explicaciones y como el futuro nadie sabe, pues tampoco hago planes ni me comprometo a nada.
Pues nada, a por ello. Por cierto, ¿se va a dar de baja en los seguros? No ¿verdad? Ya me parecía a mí…
lunes, 17 de junio de 2024
domingo, 9 de junio de 2024
DURA contra Dios y su existencia🔺RESPONDO 👉Sacerdote reacciona
lunes, 27 de mayo de 2024
sábado, 25 de mayo de 2024
martes, 21 de mayo de 2024
lunes, 20 de mayo de 2024
🎙️ El Pecado que más hace daño. Mentira y Calumnia | Podcast Salve María...
domingo, 5 de mayo de 2024
martes, 30 de abril de 2024
viernes, 26 de abril de 2024
Así se EVITA EL INFIERNO walter
sábado, 6 de abril de 2024
Todo se arregla, menos la muerte… Y la muerte lo arregla todo.
viernes, 5 de abril de 2024
jueves, 28 de marzo de 2024
Don de lágrimas.
“Ciertas realidades de la vida solamente se ven con los ojos limpios por las lágrimas”, continuó. E invitó a los presentes a preguntarse: “¿Yo aprendí a llorar? ¿Yo aprendí a llorar cuando veo un niño con hambre, un adolescente drogado en la calle, un padre desesperado por llevar el pan a su familia o un jubilado que no puede comprar su medicación? ¿O mi llanto es el llanto caprichoso de aquel que llora porque le gustaría tener algo más?”.
G. Cuerva.