La familia es el último refugio que queda antes de que los poderes de este mundo se abalancen sobre el individuo aislado y necesitado para venderle con mentiras cualquier veneno disfrazado de felicidad.

hola walter

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«Soy el único exorcista que trabaja siete días a la semana, desde la mañana hasta la tarde, incluidas Nochebuena y Semana Santa»

NO HAY PAZ SIN JUSTICIA

La paz se construye con la verdad.
HIJOS: NO PERMITAN QUE LA MALDAD LOS SEPARE NI LOS ENFRENTE. LA MALDAD ADOPTA "FORMAS Y MODOS QUE SON INSOSPECHADOS" PARA PODER ANIQUILAR DONDE HAY UNION. UNA VEZ QUE LOGRA METERSE EN EL VINCULO Y DESESTABILIZARLO, VA POR CADA UNO POR SEPARADO. ALEJENSE Y ALEJEN DE SUS VIDAS TODO LO QUE QUIERA SEMBRAR INDIVIDUALISMO Y DESUNION. LOS AMO.

WALTER RAK (DNI 14.593.322) Y EL TRIBUNAL DE FAMILIA N 2 DE SAN ISIDRO: COMPLICES

REPARACION Y JUSTICIA

LAS HISTORIA QUE NO ESTA SANADA NO TE PERMITE IR PARA ADELANTE.

"HUIR DE LOS PROBLEMAS ES UNA CARRERA QUE JAMÁS GANARAS"

"MI CONFIANZA ESTÁ PUESTA EN DIOS"

"EN JESÚS CRUCIFICADO DIOS QUIERE ALCANZAR AL PECADOR, EN SU LEJANÍA MÁS EXTREMA, JUSTAMENTE ALLÍ DONDE SE PERDIÓ Y SE ALEJÓ DE ÉL"

"EL MUNDO (el ambiente socio-cultural) TE PROMETE COMODIDAD. PERO TU NO FUISTE CREADO PARA LA COMODIDAD SINO PARA LA GRANDEZA" BENEDICTO XVI

Hijos los amo

Hijos los amo
Si un escritorio desordenado es signo de una mente desordenada, entonces, ¿Qué hemos de pensar de un escritorio vacío?
Albert Einstein


Sufrir por amor, solo en tu cruz Señor es posible. Gracias.

Sufrir por amor, solo en tu cruz Señor es posible. Gracias.

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viernes, 28 de junio de 2024

DETERMINADO ESTÁ PARA TODOS LOS HOMBRES EL MORIR.

 DETERMINADO ESTÁ PARA TODOS LOS HOMBRES EL MORIR.

Para todos los hombres nacidos determinó Dios la muerte, por la cual trasmigren de este siglo. Serás exceptuado de la muerte, si fueres exceptuado del género humano. ¿Qué haces? ¿Por ventura se te dice ahora: Elige si quieres o no ser hombre? Ya eres hombre, ya viniste. Piensa de qué modo salgas de aquí; has nacido y has de morir. Huye, guárdate, rechaza, redime; podrás diferir la muerte, mas no relegarla. Vendrá, aunque no quieras; vendrá cuando no sabes. ¿Por qué temes lo que sucederá aunque tú no quieras? Teme más bien lo que no sucederá si tú no quisieres. ¿Qué quiere decirte esto? Dios tiene amenazado con los fuegos y llamas eternas del infierno a los impíos, a los infieles, a los blasfemos, a los perjuros, a los inicuos y a todos los malos.

Compara primeramente estas dos cosas: la muerte para un momento, y las penas para siempre. Temes la muerte momentánea, y vendrá, aunque no quieras: pues teme las penas eternas, que no vendrán si no quisieres. Lo que debes temer es mucho mayor, y en tu voluntad está el que no te venga. Pues, a la verdad, vivas bien, o vivas mal, has de morir; no escaparás de la muerte viviendo bien o viviendo mal, empero si eligieres el vivir bien aquí, no serás enviado a las penas eternas. Y ya que no puedes elegir aquí el morir, elige mientras vives el no morir eternamente.

Esta es la fe, y esto manifestó Cristo muriendo y resucitando. Muriendo manifestó que quieras o no quieras has de perecer; y resucitando manifestó lo que viviendo bien has de recibir. En aquella forma de siervo, en aquello que de nosotros recibió por nosotros, nació y padeció, y resucitó, y subió al cielo.
Cuatro cosas he dicho. Nació, padeció, resucitó y subió al cielo. En las dos primeras te manifestó tu condición; y en las dos últimas te dio la muestra del premio. Tú sabías el nacer y el morir; puesto que la región de los mortales está llena de estas dos cosas. ¿Qué abunda aquí en toda carne más que el nacer y el morir? Esto tiene el hombre con las bestias; así pasamos esta vida común con ellas. Hemos nacido, y hemos de morir. Todavía no conocías el resucitar y el subir al cielo. Conocías dos cosas, y dos no conocías; recibió el Señor lo que conocías, y te manifestó lo que no conocías; sufre lo que recibió, y espera lo que manifestó. Pues qué ¿no has de morir, porque no quieras morir? ¿Por qué temes lo que no puedes evitar? Temes lo que sucederá aunque no quisieres; y no temes lo que no sucederá si no quieres. (Serm. 279, nn. 8 y 9).

Todos a la verdad tenemos que morir; y cualquiera que desea evadir la muerte, nada puede hacer para relegarla, y sí sólo para diferir el débito. A todos tiene obligados, y todos hemos de pagar esta deuda que hemos traído de Adán; y porque no queremos morir, no se da seguridad por el cobrador de este débito, y sí sólo se pide la dilación. (Serm. 243, n. 2).

El que ha de morir, no quiere morir, y sin embargo necesariamente morirá, aunque continuamente no quiera. Nada haces con no querer morir, nada efectúas, nada impides; ningún poder tienes para quitar la necesidad de la muerte. Sin querer tú, vendrá lo que temes; y recusándolo tú, se presentará lo que difieres. Trabajas diligente para diferir la muerte, ¿pero acaso para ahuyentarla? Si, pues, los moradores de esta vida se fatigan tanto para diferir la muerte, ¿cuánto deberá de trabajarse para evitarla? Tú ciertamente no quieres morir. Pues muda el amor, y se te manifiesta la muerte, no la que te vendrá sin querer, y sí la que no te vendrá si no quisieres. (Serm. 344, n. 3).
Doctrina espiritual para cada día del año. 1 de mayo. Por san Agustín.

jueves, 20 de junio de 2024

Frases solemnes rellenas de nada (III): Hay que vivir el presente

 

Frases solemnes rellenas de nada (III): Hay que vivir el presente

Es de esas frases que suenan magníficamente bien, que parece que responden al máximo de sensatez vital y madurez equilibrada, y que vamos repitiendo sin acabar de saber muy bien lo que decimos. Siento discrepar. Porque no sólo me parece una frase engañosa, sino además imposible y de un maquiavelismo solapado que asusta.

A un servidor le parece que es una frase terrible que supone no responsabilizarse del pasado ni comprometerse en el futuro. Vivamos el ahora mismo. “Comamos y bebamos que mañana moriremos”. No hay nada más terrible que esto.

 

Me ha salido una entrada larga. Mis disculpas.

¿Pasar del pasado?”

La historia se estudia por algo. No es sólo descripción caprichosa de algo que pasó. La historia cuenta qué pasó, por qué pasó y qué consecuencias tuvo. Estudiar la revolución francesa no es sólo el 14 de julio y la toma de la Bastilla. Es conocer los antecedentes, por qué se llegó ahí y qué consecuencias tuvo para Francia y para el mundo. De ese estudio se sacan conclusiones para el futuro, como debe ser.

Lo mismo ocurre con la vida de cada cual. Nuestras vidas están marcadas por decisiones y acontecimientos. Unas erradas, otras pleno acierto. Pues es bueno volver al pasado. Ya sabemos que no se pueden cambiar los acontecimientos, pero sí analizar lo que pasó, por qué, cómo y qué consecuencias tuvo. Y desde ahí aprender para el futuro. Eso se llama “revisión de vida”, “examen de conciencia” o como quiera cada cual. Es molesto, lo sé por propia experiencia.

Imaginemos una pareja en la que ha habido un problema de infidelidad. Lo maduro no es decir que como ya ha pasado no tiene importancia y que no merece la pena hablar de ello. Lo maduro es sentarse, hablar, analizar qué ha pasado y por qué, y asumir cada cual sus responsabilidades. Evidentemente a quien menos le apetece hablar es al más culpable. Normal. Y supongo que diría que lo importantes es vivir el momento presente. Pues sí, pero malamente viviremos el presente si no está bien clarificado el pasado.

Claro que importa el pasado, y mucho. Por eso se manipula tanto la historia, la universal, la de España y la de nuestro día a día. Y sin embargo no se puede vivir el presente, y mucho menos pensar en el futuro, si el pasado no quedó resuelto.

Cargarse el pasado es fantástico. Si no hay pasado, si no importa, no hay responsabilidades que asumir. Ni necesidad de hacer penitencia por los pecados, ni de pedir perdón, ni de arrepentirse de nada. Fabuloso. Tampoco hay que dar explicaciones de nada ni a nadie. Lo pasado, pasado. Vivamos el presente. Si no hay pasado, si no debe importarnos, fuera jueces y tribunales, abajo cárceles, lo pasado ya pasó.

Si no hay pasado no puede comprenderse el hoy y mucho menos juzgarlo. Vemos dos personas. Una que vive de manera acomodada. La otra en la miseria. Rápido decimos que no es justo. ¿Sabemos el pasado de esas dos personas? Porque pudiera suceder que el que lleva una vida acomodada haya trabajado y ahorrado toda su vida para gozar de una cierta tranquilidad pecuniaria, y el otro lleve toda la vida de vago y de taberna en taberna. O al revés. Que el rico ha sido un ladrón que expolió al pobre. Pero para distinguir hay que saber el pasado.

Hablar del pasado es duro, sobre todo de ciertas cosas del pasado. Aceptar que nos hemos equivocado, que no nos hemos portado bien con algunas personas, que hemos hecho daño, que nos hemos cargado la propia vida con decisiones equivocadas cuesta mucho. Reconocerlo y además pedir perdón por el daño hecho es aún más duro. Reconocernos incapaces de hacerlo durísimo. Por eso es genial eso de vivir el presente. Se acabaron los problemas.

Para un cristiano es más que claro. Por eso la iglesia recomienda, ha recomendado, siguiendo la Escritura y al mismo Jesús, la necesidad de la penitencia por los pecados –pasados, evidentemente-. Pero si no hay pasado… pues ni pedir perdón, ni confesión, ni penitencia, ni dar explicaciones… Es fantástico. Pero tan superficial, tan inmaduro…

Por eso decía al principio que esa frase tan bonita de “vivir el presente” puede encerrar el maquiavelismo de no querer responsabilizarse cada uno de su propio pasado. Y eso no es bueno. Eso es terrible.

Lo de vivir sin pensar en el futuro no es que sea una insensatez, sino que es directamente imposible.

Toda la literatura, tanto religiosa como profana, considera sensato al hombre previsor, al que piensa en el día de mañana. Necio, por el contrario, a quien no lo hace. Pensemos por ejemplo en la fábula de la cigarra y la hormiga. Pensemos en el evangelio. En todas las culturas se considera sabio al hombre previsor, necio al que no piensa en el futuro. Ese “comamos y bebamos (hoy) que mañana moriremos es la frase clave. En definitiva, vivamos el ahora, que el después quien sabe. Periandro, uno de los siete sabios de Grecia, decía: “sé previsor con todas las cosas”.

Lo curioso es que mientras hablamos así, constantemente tomamos opciones de futuro: votamos en las elecciones, cotizamos a la seguridad social para asegurar una pensión, tenemos seguro de casa y automóvil, nos ponemos la vacuna de la gripe, controlamos el colesterol… y hasta hacemos la compra de la semana. Eso son opciones de previsión de futuro.

Y podemos seguir con muchas más cosas. Cada contrato: laboral, de alquiler, de prestación de servicios, habla de lo que vendrá. Una pareja habla de su futuro, y malo si no lo hace: estamos bien y ya veremos. La gente va asumiendo compromisos, temporales o de por vida, compromisos que hablan de futuro.

Despreciar el futuro en aras de gozar del presente es simplemente una forma de hablar. Vivamos el presente. Perfecto. ¿Tienes seguro del hogar, del automóvil, cotizas a la seguridad social, haces revisiones médicas…? Pues ya sabes. Deja todo eso porque lo que importa es el aquí y ahora.

Negarse a mirar al futuro puede ser incluso una forma muy sibilina de eludir todo compromiso personal. ¿Nos casamos? Vivamos el presente. Fantástico. ¿Nos planteamos algún proyecto? Vivamos el presente. ¿Nos vemos mañana? Quién sabe… lo importante es el presente.

Negarse a mirar al futuro es jugar al avestruz. No hay futuro. No hay juicio. No hay infierno. No hay cielo. Avestruz.

Cuando sólo miramos el ahora mismo, y despreciamos las consecuencias futuras de nuestros actos, es cuando más abundantemente “metemos la pata”. ¿Pero es que no pensaste en? No… no se me ocurrió. Esa es la diferencia entre el sabio y el necio. El sabio mira más allá del momento, el necio se queda en el aquí y ahora. Luego pasa lo que pasa.

Por eso decía que eso de “vivir el momento presente” es una forma sibilina, maquiavélica, de no responsabilizarse del pasado ni comprometerse con el futuro. Pero además una engañifa. Porque el mismo que dice eso vota en las elecciones, tiene seguros varios, contrato de trabajo y cotiza para garantizarse una pensión en el futuro.

Claro que hay que vivir en el presente. Pero sabiendo que el presente es hijo de un pasado que ahí quedó y que nuestro presente lo vamos construyendo con la mirada puesta en el futuro. Pero claro, es un gran invento eso de “vivir el momento presente”, porque del pasado no tengo ni que pedir perdón ni que dar explicaciones y como el futuro nadie sabe, pues tampoco hago planes ni me comprometo a nada.

Pues nada, a por ello. Por cierto, ¿se va a dar de baja en los seguros? No ¿verdad? Ya me parecía a mí…

https://www.infocatolica.com/blog/cura.php/Frasessolemnes/

domingo, 9 de junio de 2024

DURA contra Dios y su existencia🔺RESPONDO 👉Sacerdote reacciona

"El odio viene de hombres malvados que no pueden soportar el reproche de la bondad porque les hace exigencias que no están dispuestos a aceptar.
Cuanto más intenso es el mal, mayor es el temor a la bondad.
Es por eso que la Suprema Bondad está clavada en una cruz" 
F. Sheen