La meta más alta: ser sal y luz, camino, verdad y vida
De que le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde el alma
De que le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde el alma
Cuando las tribulaciones y las angustias golpeen tu puerta y el desánimo te quiera derrumbar eleva tus ojos al Cielo y recuerda a Jesús crucificado: en él somos todos vencedores
🙂
Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, lo crucificaron allí, a él y a dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
—Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Y se repartieron sus ropas echándolas a suerte.
El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hacían muecas diciendo:
—A otros ha salvado, que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.
También los soldados se burlaban de él ofreciéndole vinagre, y le decían:
—Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
—¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.
Pero el otro lo increpaba:
—¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha faltado en nada.
Y decía:
—Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.
Jesús le respondió:
—Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.
Era ya cerca del mediodía y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
—Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Y, dicho esto, expiró.
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