Recemos por todos los muertos de nuestra familia (esperemos que hasta los mas "malitos" estén en el purgatorio y no se hayan condenado). Necesitan nuestras oraciones, sobre todo aquellos que se fueron bien complicados... Por todos: los que hemos conocido y los que nos precedieron y no conocimos.
Una oración de todos nosotros para que "todos" nuestros muertos puedan encontrarse con la misericordia de Dios y no se condenen eternamente.
Un Padre Nuestro (la oración que enseñó Jesús), por todos ellos.
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Padre Nuestro, perdoná a todos los familiares que nos precedieron, muchos, no supieron lo que hacían, tu amorosa misericordia para todos ellos.perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Amén
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Desde la Iglesia Primitiva hasta nuestros días la Iglesia Católica ha enseñado que después de la muerte viene el juicio particular donde "cada uno recibe conforme a lo que hizo durante su vida mortal" (2 Corintios 5, 10). En este juicio (particular) se destina a cada persona a una de estas tres opciones: Cielo, Purgatorio o Infierno.
Los que mueren en gracia de Dios se salvan. Van directamente al cielo. Los que rechazan a Dios como Creador y a Jesús como Salvador se condenan. Ahora bien, ¿Qué sucede con aquellas personas que en vida hayan servido al Señor, pero al morir no estén aún plenamente purificados de sus pecados? Esas personas van al Purgatorio. El Purgatorio no es un estado definitivo sino temporal. Y van allá aquellos que al morir no están plenamente purificados de las impurezas del pecado, ya que, en el cielo no puede entrar nada manchado. "Nada impuro entrará en ella -en la Nueva Jerusalén". (Apocalipsis 21, 27).
Según nuestra fe católica, se pueden ofrecer oraciones, sacrificios y Misas por aquellos muertos que necesitan terminar de purificar su alma para entrar en la Gloria. Nosotros no sabemos a ciencia cierta quienes van directamente al Cielo o al Infierno, ni sabemos quienes se están purificando, porque no conocemos el interior de los demás, por eso oramos siempre por todos los que mueren.
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