La familia es el último refugio que queda antes de que los poderes de este mundo se abalancen sobre el individuo aislado y necesitado para venderle con mentiras cualquier veneno disfrazado de felicidad.

hola walter

hola walter
«Soy el único exorcista que trabaja siete días a la semana, desde la mañana hasta la tarde, incluidas Nochebuena y Semana Santa»

NO HAY PAZ SIN JUSTICIA

La paz se construye con la verdad.
HIJOS: NO PERMITAN QUE LA MALDAD LOS SEPARE NI LOS ENFRENTE. LA MALDAD ADOPTA "FORMAS Y MODOS QUE SON INSOSPECHADOS" PARA PODER ANIQUILAR DONDE HAY UNION. UNA VEZ QUE LOGRA METERSE EN EL VINCULO Y DESESTABILIZARLO, VA POR CADA UNO POR SEPARADO. ALEJENSE Y ALEJEN DE SUS VIDAS TODO LO QUE QUIERA SEMBRAR INDIVIDUALISMO Y DESUNION. LOS AMO.

WALTER RAK (DNI 14.593.322) Y EL TRIBUNAL DE FAMILIA N 2 DE SAN ISIDRO: COMPLICES

REPARACION Y JUSTICIA

LAS HISTORIA QUE NO ESTA SANADA NO TE PERMITE IR PARA ADELANTE.

"HUIR DE LOS PROBLEMAS ES UNA CARRERA QUE JAMÁS GANARAS"

"MI CONFIANZA ESTÁ PUESTA EN DIOS"

"EN JESÚS CRUCIFICADO DIOS QUIERE ALCANZAR AL PECADOR, EN SU LEJANÍA MÁS EXTREMA, JUSTAMENTE ALLÍ DONDE SE PERDIÓ Y SE ALEJÓ DE ÉL"

"EL MUNDO (el ambiente socio-cultural) TE PROMETE COMODIDAD. PERO TU NO FUISTE CREADO PARA LA COMODIDAD SINO PARA LA GRANDEZA" BENEDICTO XVI

Hijos los amo

Hijos los amo
Si un escritorio desordenado es signo de una mente desordenada, entonces, ¿Qué hemos de pensar de un escritorio vacío?
Albert Einstein


Sufrir por amor, solo en tu cruz Señor es posible. Gracias.

Sufrir por amor, solo en tu cruz Señor es posible. Gracias.

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lunes, 26 de enero de 2015

El dogma consolador de la divina Providencia nos asegura que Dios dispone todas las cosas suave y fuertemente para su fin. El tiene sus caminos, y sobre cada uno de nosotros tiene su plan. Nuestra gran preocupación debería ser conocer ese plan de Dios, no sólo sobre el mundo, sino sobre mí concretamente. Dios me ha dado una vocación para algo, ¿para qué?

Nuestra vida, decíamos, es un viaje al cielo, ¿cuál es el camino que Dios quiere que tome yo para llegar allí? Si en una estación hay multitud de trenes listos para ponerse en movimiento, ¿cuál quiere Dios que sea mi tren? ¿Cuál me lleva más rápido, más seguramente a una posesión más total del fin de mi vida?

Loco llamaríamos a quien llegando a la estación Central no se preocupara de averiguar cuál es el tren que lo lleva a su destino, sino que tomara atolondradamente el primero que encontrara, y mucho más aún si se empeñara en tomar uno que va en dirección diferente a la de su estación de término, sólo porque el tren es más moderno, el carro más cómodo, la compañía más agradable... Ya podemos imaginar el desenlace del infortunado pasajero: tendría que bajarse en la mitad del camino, desandar el camino recorrido, perder el tiempo, el humor y el dinero...

Mientras tanto sus compañeros que han hecho el viaje en el tren que les correspondía, aunque no tan cómodo y hermoso como el suyo van llegando felices a la estación de término, previendo un bien merecido descanso que les compensa de antemano las incomodidades del camino.

En el viaje de la vida muchos van en un tren que no es el propio: es el tren de los descontentos; todos protestan, todos se quejan de todo: los esposos de sus esposas, los padres de los hijos, los hijos de los padres, los profesionales de sus clientes, los ciudadanos de su gobierno... Muchos se quejan, ¡porque entraron no en el tren que debían, sino en el que les dio la gana! Y no hay peor consejero que la gana para elegir camino en la vida.

¡Cuántas veces hemos presenciado el caso de hombres maduros que con lágrimas en los ojos confiesan su fracaso en la vida: tuvieron miedo a mirar de frente su camino...siguieron la política del avestruz de enterrar su cabeza en la arena para creerse libres de lo que no querían ver; pero llega fatalmente el momento en que las consecuencias de su acto los alcanzan.

Nuestros actos nos siguen, es el título de una novela, que encierra en su enunciado una profunda realidad... Nuestros actos no terminan cuando creemos que han terminado: nos siguen, nos seguirán toda la vida. No hay más que un camino para acertar: mirar varonilmente nuestros problemas de frente, sin pestañear, pedir luz a Dios para conocer la solución y fuerzas para seguir la luz, para no pecar contra la luz.

Preguntar a un taurómano, ¿por qué se puede torear a un toro y nunca a una vaca? La vaca es más débil y, sin embargo, no hay torero que se atreva con ella... La respuesta es clara: porque el toro, cegado por la pasión, enfurecido por las banderillas, pierde la calma y embiste brutalmente con los ojos cerrados, lo que permite al torero quitarle hábilmente el cuerpo y rematarlo; entretanto la vaca, aunque más débil, concentra su pasión, pero sin perder la calma, jamás cierra sus ojos, mira su blanco de frente y embiste con golpe temible y decisivo: ¡Oh, si nosotros para elegir hiciéramos lo mismo!

¡Si jamás nos dejáramos cegar por pasión ni espejismo alguno, sino que con los ojos bien abiertos, con una pasión del bien concentrada en nuestro espíritu siguiéramos por más que nos costara nuestro camino, el que Dios quiere de cada uno de nosotros! Daríamos en el blanco, y no andaríamos después en la vida como piezas que no encajan, haciendo esfuerzos violentos por encajar sin lograrlo jamás del todo. De los males que podemos encontrar en la vida, uno de los más graves y de mayor trascendencia es el de no resolvernos a mirar con serenidad y valentía cuál sea nuestro propio camino en la vida.[...]

El que mire bien su camino y siga por él no escapará de las penas y miserias de la vida, no escapará de los roces y críticas de sus prójimos: para hacerlo debería escaparse de este mundo, pero en el fondo de su espíritu habrá una inmensa paz. Sabe que está donde Dios quiere, que está haciendo la voluntad de su Padre todopoderoso y lleno de bondad que está en los cielos; sabe que Dios tomará su causa como propia, y que todo termina bien para los que aman con simplicidad la voluntad divina.

Mientras a su lado desequilibrados, desesperados, llenos de amargura suspiran los más, él estará como esos robles fuertes plantados en la cumbre de los montes: los vientos servirán para sacudir su copa, limpiar sus hojas, y para hundir cada día más y más sus raíces en la tierra firme de la confianza en Dios. Bien sabe que quien en Dios confía no sufrirá penurias.

¡Joven! Lo que más ardientemente te deseo es que puedas en cada momento decir: estoy donde Dios quiere, hago su voluntad; en El confío plenamente.

A.Hurtado

"La elección de carrera" (fragmento)

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