Se utilizaba para ello, un candelabro especial que tenía 15 velas, llamado tenebrario, que representaban a los 11 apóstoles que permanecieron tras la traición del Iscariote, las tres marías (María Salomé, María de Cleofás y María Magdalena) y a la Virgen María, cuyo cirio era más destacado que los otros.
Tanto las luces del templo como las velas se iban apagando una tras otra, para quedar el templo prácticamente a oscuras tras el canto de los salmos. Al final, quedaba encendido sólo el cirio principal que recordaba la muerte del Redentor.
Imágenes cubiertas
Este proceder que se remonta al siglo V, según algunas fuentes, continuaba con el canto del Miserere (Salmo 50) y la colocación de la lamparilla en la parte posterior al altar, simbolizando la entrada de Jesús en la sepultura y la permanencia de la Iglesia en espera de la Luz que surgirá en la Vigilia Pascual. Concluido el Miserere el clero y los fieles hacían un ruido de carracas y matracas, que cesaba al aparecer la luz del velón oculto detrás del altar, para simular las convulsiones y trastornos naturales que sobrevinieron a la naturaleza al morir el Salvador.
En su origen, este ruido final se producía por la señal dada por el ma... http://www.aleteia.org/es/religion/articulo/que-es-el-oficio-de-tinieblas-5818759784693760
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