Palabra del Señor a mi señor:
"¡Siéntate a mi derecha
y ve cómo hago de tus enemigos
la tarima de tus pies!"
Desde Sión extenderá el Señor
el cetro de tu mando:
domina en medio de tus enemigos.
"Tuyo es el principado
desde el día de tu nacimiento;
de mí en el monte sagrado tú has nacido,
como nace el rocío de la aurora".
Juró el Señor y no ha de retractarse:
"Tú eres para siempre sacerdote
a la manera de Melquisedec".
A tu diestra está el Señor,
aplasta a los reyes en el día de su cólera;
juzga a las naciones; está lleno de cadáveres,
y de cabezas rotas a lo ancho de la tierra.
Él bebe del torrente, en el camino,
por eso levanta la cabeza.
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