Dele a una persona una tajada de poder y sabrá quién es esa persona de hecho. El poder, al contrario de lo que se dice, no cambia a las personas: hace que se revelen.
Es como el artista a quien faltaban pincel, tintas y tela, o el asesino que, finalmente, dispone de arma.
El poder sube a la cabeza cuando ya se encontraba destilado, en reposo, en el corazón.
Como el alcohol, embriaga y, a veces, hace delirar, excita la agresividad, derrumba escrúpulos.
Una vez investida de la función o cargo, título o prebenda, la persona se cree superior y no admite que subalternos contraríen su voluntad, sus opiniones, sus ideas y sus caprichos
Carlos Alberto Libânio Christo (más conocido por Frei Betto)
TRES AÑOS CUMPLIDOS !!!!
Hace 11 años
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